Cómo reducir el estrés
Hacer sin sobrecargarse para una vida sana
El estrés es uno de los grandes males de la vida moderna. Parece que el progreso material va de la mano con el estar estresado. Pero no tiene por qué ser así.
El estrés es un estado mental/emocional en el que la persona tiene dificultad de lidiar con la realidad a la que se enfrenta. En la mayoría de los casos, se entiende por estrés a una situación en la que nos sentimos “sobrecargados” a nivel de actividades a realizar. Este exceso genera una emoción de angustia por sentir que no tenemos suficiente tiempo, energía o capacidades para ello.
El estrés lo causa el propio desarrollo de la sociedad capitalista, donde la persona, en su afán de hacer más y más dinero, amplía en gran medida sus horas de trabajo, realizando a veces varios trabajos al mismo tiempo para ganar la cantidad que considera “suficiente” para “vivir bien”. Sin embargo, este vivir bien supone, en la mayoría de los casos, adquirir un nivel económico superior a lo suficiente. El resultado es vivir para trabajar, en lugar de trabajar para disfrutar y honrar la vida.
Este hábito se arraiga en la personalidad, y sin darse uno cuenta, la persona copia y pega el patrón, multiplicando no solo las horas de trabajo, sino también las actividades de ocio a realizar. A veces, unas vacaciones se vuelven más cansadas que el propio trabajo habitual, por la cantidad de visitas programadas en un solo día. Y no solo acaba uno aplicándoselo a sí mismo, sino que también lo enseña a sus familiares, resultando en niños y jóvenes estresados.
- Tomando conciencia del hábito de “añadir”, podemos cuestionarnos, a nivel de trabajo, qué es lo realmente esencial para tener lo fundamental para vivir. Buena calidad de vida es tener tiempo para disfrutar. Debemos cuestionarnos sobre nuestros horarios, y tratar de disfrutar más tanto del hacer como del no hacer.
- Otro aspecto es, si trabajamos para nosotros mismos, establecer un ritmo que nos permita hacer todo lo que deseamos o consideramos oportuno, sin por ello caer en el estrés, sin que entremos en estados de “sobrecarga” o “excesos” que no seamos capaces de sobrellevar bien. Tú eres quien decide. Diseña tu vida a tu gusto. Es tu responsabilidad aprender a vivir bien.
- Si trabajas para otras personas, trata de llevar a cabo las tareas de manera que se cumplan sin realizarlas desde una mente “angustiada” o con miedo. Es la emoción en sí misma la que genera la toxicidad. Si podemos hacer las mismas tareas sin sentirnos en modo “prisa” o “correr”, las cosas saldrán mejor y aprenderemos a hacer como los buenos políticos o grandes maestros: ellos realizan una inmensa cantidad de actividades y toman un sinfín de decisiones, pero todo desde la calma y el bien hacer. Llegar a este estado es un arte. Por eso, debemos ser realistas con nuestro estado actual, y darnos cuenta de nuestras necesidades. Siendo honestos con nosotros mismos y comunicándolo con los demás, encontraremos la ruta para el bienestar. Debemos priorizar nuestra salud por encima de todo.
- Hay personas que se sienten estresadas no por el trabajo sino por alguna situación familiar: deber sacar adelante la familia, hijos, estar solos como madre o padre, etc. La carga de responsabilidad se siente fuerte. En estos casos, lo recomendable sería pedir apoyo a otras personas, para que puedan ayudarnos con las tareas. Si esto no es posible, entonces debemos poner empeño en trabajar en nosotros mismos, cultivando la confianza tanto en nosotros como en los demás, pensando que cada uno pondrá de su parte para hacerlo lo mejor posible. Esto permitirá a todos los miembros crecer en madurez, también nos permitirá a nosotros soltar miedos y responsabilidades excesivos o innecesarios.
- Otra clave para reducir el estrés o idealmente eliminarlo es pensar que siempre hay personas con más tareas que nosotros, y que son capaces de llevarlas bien. Por eso no se trata de cuánto hacemos sino de cómo lo hacemos. Si podemos ayudar a 10 personas sin estresarnos, es una gran capacidad. Pero si podemos ayudar a toda una ciudad sin saturarnos, sería una gran bendición. Hay maestros, directivos, políticos, que tienen a su cargo cientos de personas, y no por ello se estresan o pierden la salud. Por ello, debemos recordar que para manejar el estrés o reducirlo lo que debemos cambiar es nuestra actitud: hacer con la mente bien concentrada, ordenada y estable, y hacerlo sin prisa, sin miedo, sin resistencia, sin queja interna, disfrutando al máximo de cualquiera que sea la actividad en la que nos hemos comprometido. Sin embargo, cuidado, no consiste en que siempre trabajemos muchísimo pues a menudo, la solución es disminuir el volumen de trabajo (especialmente si no trabajamos por vocación sino más bien por la cuestión económica) o reducir las actividades que hacemos al día, compaginando con más momentos de vacío y descanso. Pero en gran medida, lo que necesitamos como solución para acabar con el estrés es eliminar el estado emocional de “yo soy importante” o “lo que hago es importante” y con ello disminuir la carga de ego y responsabilidad que esas afirmaciones producen, que es realmente lo que nos agota y produce el estrés. Esto no quiere decir que lo que hacemos no sea importante, o que nosotros no seamos importantes, pero podemos ver cada situación como “si no lo hago o si lo hago más tarde no se acaba el mundo”. Así, consideramos que no hay nada más importante que nuestra propia salud, nuestra propia vida, que es lo que debemos de cuidar por encima de todo. Debemos de estar alerta a nuestro estado de salud pues es nuestro indicativo de cómo estamos sabiendo manejar nuestro día a día. De esa manera podremos ajustar nuestros tiempos, nuestras actividades, y también nuestro estado, permitirnos pausas y descanso, y sobre todo ser capaz de hacer con corazón y no de forma mecánica, pudiendo disfrutar de cada momento y de cada actividad en nuestra vida.
Espero estas recomendaciones te sirvan! Y bienvenidos a conocer más y ponerlo en práctica con nosotros.
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